Tienen algunos cuerpos la cualidad del agua.
Como ella, trasparentes o turbios, se deslizan
suaves pero imparables. Van dejando sus rastros,
como una huella húmeda, en los huecos
más descubiertos de nuestra memoria,
en las grietas del alma, y acomodan
sus perfiles, olores y cadencias
donde queda un resquicio de nostalgia.
Josefa Parra