miércoles, 28 de marzo de 2012

Cuestión de querer...

Meg miró la hora.
Deprisa dejó a un lado el libro que la había tenido embebida más de dos horas sin que se percatara de lo deprisa que había corrido el reloj. 
 
De un salto se puso en pie intentando desentumecer su abstraída mente y sus adormiladas piernas.
Quería regar sus plantas antes de que oscureciera del todo. Después haría frío y le daría pereza.
 
Salió al pasillo para dirigirse a la terraza que estaba al otro extremo de la casa.
Su vista tropezó con una figura que venía caminando de frente.
 
Tan concentrado iba Nils pensando en unos asuntos de trabajo que ni reparó en ella. 
 
Meg le habló con los sonidos in_guturales de sus ojos; como si él la fuera a escuchar aún con la mirada puesta en otro punto.
Al llegar a su altura se detuvo.
Tardó apenas tres segundos en, ligeramente, alzarse de puntillas y echarle los brazon al cuello; en, levemente, rozarle la mejilla con los labios; y..., prestamente, desaparecer en sentido contrario.
 
Nils quedose sorprendido. Ni tan siquiera se había percatado de su presencia cuando se sintió gratamente asaltado.
Giró la cabeza para observarla y, acuñando una distraída sonrisa, volvió a su ensimismamiento numérico.
 
-Ya habría tiempo de devolverle la caricia.-


... Y es que el cariño, y la estima,
y el amor...
se demuestra con sencillos, espontáneos e inesperados gestos. 


domingo, 18 de marzo de 2012

Escapada...

Entre peces de colores
voy sumando primaveras
ya faltan pocas lunas
para que debute una nueva.
A destinos inconexos
ha huido mi grafema
y a mi boca la han mordido
omitidas-palabras-yertas.
Otro invierno que se acaba
al comenzar los entretiempos
desafiando a la razón me recluyo
en un afásico monasterio.
Peces de colores danzan
entre las piedras del convento
recordándome que hay oxígeno
detrás de este forzoso silencio.
... Aletearé tras su azul estela
sisándoles los filos de sus branquias
y ahogaré en su diáfana pecera
las escamas
de mi exiliada condena.
                                                                                                                                                          

sábado, 17 de marzo de 2012

Congoja...





Ya se oye el silbato anunciando despedida.
Lentamente, el tren, comienza a moverse.
La alegría y la tristeza viajan en él.
El olvido y la melancolía.
El leve traqueteo y el chirriar de las vías
va indicando alejamiento.
La paz la envuelve, se amodorra.
Piensa en él
y le hunde en su regazo.
Cuanto más lo distancia,
las nostalgias más la cercan.
Contando kilómetros... se va desviviendo;
mira por los cristales y ve llorar al cielo.
No tiene más casa que ése vagón,
ni más agua que su recuerdo;
ya no posee el resguardo
de su cuerpo.
Quiere volver a sentirse en el abrigo de sus brazos,
ellos ya son sólo su única historia,
su único albergue, su único lazo.
Despertando, pálida, de tan inquietante sueño
vuelve deprisa... al regreso. 
(Aunque el volver no sea lo pactado.)

jueves, 15 de marzo de 2012

La sombra del Alma...


Repiquetea lluvia
en los aleros de las ventanas.

El alba no prospera
en este crepúsculo.

Esperando el amanecer,
... me disipo en la pena.
Esperando - le
... me disipo en las gotas.

Pena sobre pena.









En el fluvial asfalto duerme la soledad
compartiendo techo
con las voces de la noche.

Lluvia sobre lluvia.

Incubando silencio el alma se agita,
un relámpago ilumina su sombra.

Accidentalmente,
inherente y sustantiva,
la piel maldice
la pirámide de su desdicha.

Sombra sobre sombra.


lunes, 12 de marzo de 2012

Tenacidad...

En el otro extremo de esta cumbre, al final de la ladera... huele a atardecer, a tierra mojada, a heno fresco, a tomillo, a azahar.
 
Como si fuera Otoño, la pizarra de los tejados brilla por la humedad.
 
Las hojas no están secas, ni existe la niebla, ni el pesar de la oquedad.
 
Hay un albergue que siempre tiene agua fresca y tierno pan.  
 
La única contraseña que te piden para entrar es una sonrisa, aunque sea triste... al llegar.
 
Ir hasta allí es un laberinto.
La senda está empedrada y a cada paso hay alti-bajos que obligan a retroceder o parar.
 
Si pudiera alcanzar, al menos, la orilla de ese río que atraviesa el camino... adelantaría un gran trecho al permitirme nadar.
 
¡Condenados tacones de aguja!... Me hacen bambolear.
 
Me descalzo... los cantos hacen contienda con las desnudas plantas de mi pies, clavetean quemando mis dedos, y el cuerpo se me comienza a tambalear.
 
De momento... desisto.
 
No consentiré que se lastime mi piel de mujer imperecedera, ni me ahogaré en el río... ni en los vestigios del fuego me achicharraré.
 
Volveré a intentarlo con el calzado adecuado.
 
No me va en ello la vida, ni tampoco la muerte... pero llegaré.
 
 
                                                                               ¿Me acompañas?
 
 

viernes, 9 de marzo de 2012

"Inasequibilidad"...


Quería buscar, en las líneas de sus manos,
su camino, su castillo y su hogar.
 
Quería tejer, con agujas del cinco,
hielo y fuego... arena y mar.
 
Quería abotonar en un solo ojal...
hipótesis e inmunidad.
 
Quería cabalgar hasta la cúspide del cielo
a lomos de lo indisoluble y la indivisibilidad.
 
Quería, si las estrellas dejaran de brillar,
volver el firmamento... a programar.

 
Pero los herbívoros dientes del viento
mordían el silencio de la realidad.
 
Tras los cristales de la noche
su aliento se rompía en la oscuridad
hincándosele sus laceradas esquirlas
y sus dantescos lamentos... con ferocidad.
 
Se perdía en la lobreguez de la pusilanimidaz
al querer encontrar lo que él nunca tuvo
para... quererle dar.
 
Quería... una "inasequibilidad".


miércoles, 7 de marzo de 2012

Resurgir...



Espectrales y subliminales palabras cabalgan sobre la sombra de los sueños... seccionando el poder de las alas al hundirse la noche.

El humo de mi fuego se disipa en el viento y no llegan sus señales a donde anida mi pensamiento.

Tan inusitada es la contigüidad... que la distancia se amamanta de un perecedero horizonte imperfecto .

En mi inconsciencia toqué fondo, pero ya lúcida abandono la negra bóveda en la que se evoca la herejía...

Erijo mi deambular hacia otros ojos.

Nadie merece que la pureza de mi lágrima emane delirante y eterna.


¡Rebroto!

martes, 6 de marzo de 2012

De corazón...

Aunque nadie sea más digno de tu llanto y de tu pena de lo que lo es ella, piensa que no le gustaría verte tan triste por algo que aunque se nos haga tan doloroso y nos parezca tan injusto... es natural y es un mismo sino para todos igual.

Allí nos encontraremos desde el más joven al más mayor, desde el más blanco al más pigmentado, desde el más honrado al más deshonesto, desde el más pobre al más acaudalado...

Ella quería ya descansar.
Piensa que se marchó por voluntad propia; su fatiga ya no pudo aguardar más por ti.

Cada vez que la recuerdes, que será constantemente, inclínate y alcanza su corazón; acaríciale con una de tus sonrisas... será su mejor regalo y tu mejor consuelo.

Háblale todo lo que necesites... sentirás como te escucha y hasta obtendrás sus respuestas.

El tiempo te la irá trayendo más sosegadamente.
Déjale, poco a poco, correr.

Un beso, amiga.




lunes, 5 de marzo de 2012

Carencia...


Entre hojas ocres y secas
se ha traspapelado un adagio.
No contenía notas aceradas,
ni de congojas, ni de agonías;
no era frío, no era trágico
no había ausencias, ni mentiras.

No aludía a la negrura de la noche,
ni a la niebla del día,
ni a la tormenta entre montañas,
ni al yugo del mortal rayo,
ni al lamentable granizo,
ni a los copos de nieve que aislan.

Tantas cosas no rebelaba
que la partitura sostenía desdicha;
un pentagrama meramente alineado
que sólo las teclas del piano entendía
y en silencio, en clave muda,
por tan triste vacuidad... gemían.

sábado, 3 de marzo de 2012

Volver...



Vuelvo al asilo de la la Primavera.
A la calidez de sus primeros rayos,
al hechizo de sus colores
y la textura de sus brazos.

No vengo con más savia,
ni más sabia.
Vuelvo más abollada...
más cansada, más vieja.

Con una losa en el espaldar
que pesa más que el puro Iridio
y mide restos de vida y media.
Y la realidad saltando en añicos
con la comba de la -descreencia-.

Pero vuelvo con la probidad intacta,
la fe... casi entera,
y la raíz y el tallo y los pies
desnudos
para que se empapen
del olor y de la trama de la hierba.

Vuelvo... 
a aguardar la llegada de la Primavera.