Quería buscar, en las líneas de sus manos,
su camino, su castillo y su hogar.
Quería tejer, con agujas del cinco,
hielo y fuego... arena y mar.
Quería abotonar en un solo ojal...
hipótesis e inmunidad.
Quería cabalgar hasta la cúspide del cielo
a lomos de lo indisoluble y la indivisibilidad.
Quería, si las estrellas dejaran de brillar,
volver el firmamento... a programar.
Pero los herbívoros dientes del viento
mordían el silencio de la realidad.
Tras los cristales de la noche
su aliento se rompía en la oscuridad
hincándosele sus laceradas esquirlas
y sus dantescos lamentos... con ferocidad.
Se perdía en la lobreguez de la pusilanimidaz
al querer encontrar lo que él nunca tuvo
para... quererle dar.
Quería... una "inasequibilidad".