"Apareciste calladita -muy, muy callada- y poco a poco fuíste ilumando con tus letras lo largo y ancho de nuestra estancia."
Hace años que comenzaste a asomarte desde tu ventana a las mías cada día.
Si no me encuentras en una, vas -con los nudillos de tus manos- tocando en los cristales de todas mis moradas hasta localizarme; por el simple hecho de saber cómo me encuentro y darme calor si a mis letras las sientes gélidas y ateridas.
Recuerdo el día que te presentaste en mi camino... Te divisé tan grande que más que una ventana parecía que era un balcón por donde te asomabas.
"Grande" por lo que desprendías: por la luz que dabas y la calidez que ofrecías.
A raíz de una canción fuímos descubriendo más afinidades y sin percatarnos fue naciendo una amistad profunda, sana, sincera e incondicional.`
"En un mundo distante, más distante que la propia luna, la música es capaz de penetrar y hacer milagros." (Paulo Coelho)
¿Recuerdas que desde aquel día comenzamos a coincidir en los sitios más inverosímiles y sin una lógica demostrada nos reconocíamos con las primeras líneas?
Puede ser que todo tiene un porqué (salvo excepciones, claro) y el nuestro era uno de los ineludibles. ¿No crees?
Espero que continúes, desde tu ventana, volando con tus alas de papel o de mariposas para dejar caer esas lluvias de versos y sonrisas; con las escapadas que ya forman parte de ti, con tus inquietudes que arropan a las mías y... que sigas disculpándome por "ensimismarme" más de lo que es razonable.