jueves, 21 de julio de 2011

Palabras guardadas...



"Escribir es defender la soledad en que se está; es una acción que sólo brota desde un aislamiento afectivo, pero desde un aislamiento comunicable, en que, precisamente, por la lejanía de toda cosa concreta se hace posible un descubrimiento de relaciones entre ellas.
El escritor sale de su soledad a comunicar el secreto. Luego ya no es el secreto mismo conocido por él lo que colma, puesto que necesita comunicarle. ¿Será esta comunicación? Si es ella, el acto de escribir es sólo medio, y lo escrito, el instrumento forjado. Pero caracteriza el instrumento el que se forja en vista de algo, y este algo es lo que le presta su nobleza y esplendor."
                                                                                                                       María Zambrano.





Cuando no tienes nada que contar (y quieres) y sí mucho que decir (y no sabes)...
Las letras emergen a borbotones. Faltas de sentido; sin un principio, sin un orden, sin un final, sin una lógica, sin un intermedio...

¿Qué mísero motivo nos lleva a dejarlas dentro de nosotros?
Cuántas veces se quiso decir algo y no se hizo. Cuántas, después, no hubo ocasión de decirlas.
El silencio se apoderó de ellas. Se quedaron capturadas en él.

Un día haré un tapiz sólo con letras. Con mis palabras prohibidas, secretas, no escritas, no pronunciadas, sentidas y escondidas... guardadas.

Quizá no sea buena idea porque puede que me autoamoneste por no haberlas dicho en su momento.

Cuántas veces una sola palabra, que incluso te la muerdes para no dejar que se haga pública, puede cambiar una situación; como por ejemplo: dar la vuelta a lo que no quieres, evitar un distanciamiento, reparar una ruptura...  colmar un vacío.





No me gusta leer a esta mujer. A pesar de que te da las cosas ya pensadas... hace que ahondes y rebusques en lo que te está diciendo.
Pensar y volver a pensar según te vas descubriendo.


No. No me gusta
(Pero la busco)