viernes, 19 de agosto de 2011

Bailé...

Quería alejarme de no sé el qué...
(quizá de mí)

Vacié mis arcas,
mis rincones.
Hice un atillo con olvidos
y canciones. 
Y me marché... 
¡Bailando!

Y caminé por senderos nuevos...
sola.
Y me cubrí de heridas...
y las cicatricé... sola.

Y he bailado, sola, con la lluvia.
Mi lágrima con sus gotas,
mis pies con los charcos
y mis brazos con los colores
del Iris al tocar su Arco.


He bailado, sola, con el aire.
Mis silencios con el trueno,
mi pensamiento con el viento
y mis miedos con el rayo.


Bailé con la noche, sola.
Con los duendes,
con las sombras.
Con los atardeceres,
con los suspiros,
con las rosas.

He bailado con la lluvia, sí
y cada gota me decía
que era una parte de ti.


Y vuelvo...
He vuelto
agotada, con frío y exahusta.
Mi alma ha buscado
la calidez de tus manos.
Rendida, con su frágilidad al vuelo,
en ellas quiere dormir
para sentir en sueños lo que, 
despierta,
no puede vivir.
No la dejes caer...