Has partido a un lugar
en el que yo, con el tacto,
no puedo acceder.
Te pienso, momento a momento,
con tesón luchando.
Tú, seguramente, a mí,
sosegadamente me estás imaginando...
Y así seguiremos:
-las zapatillas de baile esperando-
Remando con la esperanza
y con proeza en la batalla
concentrados.
Andaré por donde anduviste
con tus huellas a las mías pisando;
bruñendo lo que innecesariamente se hizo
tempestivamente necesario.
Vuelve, pero si no lo haces...
no me hagas saber que te has marchado.