jueves, 14 de julio de 2011

Hoja en blanco...


Cuando el olvido se apodere 
del color de nuestros ojos,
de nuestras formas de mirarnos,
de la manera de decirnos,
del modo de pensarnos, 
de la codicia de buscarnos,
del ansia de encontrarnos,
de la tristeza de no vernos,
de las ganas de tocarnos,
de las canciones que escuchábamos,
de las letras que nos destinábamos, 
de los silencios que nos confundían,
de la espera del abrazo,
de la palabra que se hacía sonrisa,
de la sonrisa hecha milagro...

Cuando no nos deje contemplar la misma Luna,
ni que nos caliente el mismo Sol,
ni que nuestras Noches caminen
en una misma dirección.

Cuando nos quite las grietas de los labios,
los versos de la piel,
los besos de las manos,
la raíz del corazón,
las llagas del Otoño,
las espinas de pasión...

Cuando disgregue
la complicidad
de nuestras Sombras
dividiéndolas en dos.
¿Qué nos quedará del uno en el otro?

                                                    La muerte deja ausencia. Recuerdo.
                                          El olvido... inexistencia. Nada.

Seremos tú en mí y yo en ti...
ni un murmullo lejano
ni un instante compartido
ni un momento cruzado 
ni... tan siquiera
-una hoja en blanco-