Espera.
No me cierres
del todo el corazón
que no ha salido aquel beso.
Ni aquella mirada de lumbre
que se me hizo dentro
luciérnaga.
Todavía hay un último
te quiero guardado
que se agarra a un sueño.
Espera.
Que con otra puntada
se hará más de noche.
Y el miedo siempre
se ceba con lo frágil,
con lo niño.
Espera …
¡Mira!
Si ese roce de la ropa
que fue una tormenta
en mi cuerpo…
¡Lanza relámpagos!
Si esa mano lenta
de marea
que trepidaba en su piel…
¡Empuña un arma!
Y aquella boca abierta
entregada de túnel
sombrío de placer…
¡Si enseña los dientes!
¡Espera!
¡Están asomándose!
¡Qué miradas de soldados
cercados por el miedo!
Zurce despacio.
Ciega con ellos dentro
la costura.
Que fuera del corazón
no son nada.
¡Que me duela siempre
esta herida de amor
que no se cierra!
Rubén Lapuente.
No me cierres
del todo el corazón
que no ha salido aquel beso.
Ni aquella mirada de lumbre
que se me hizo dentro
luciérnaga.
Todavía hay un último
te quiero guardado
que se agarra a un sueño.
Espera.
Que con otra puntada
se hará más de noche.
Y el miedo siempre
se ceba con lo frágil,
con lo niño.
Espera …
¡Mira!
Si ese roce de la ropa
que fue una tormenta
en mi cuerpo…
¡Lanza relámpagos!
Si esa mano lenta
de marea
que trepidaba en su piel…
¡Empuña un arma!
Y aquella boca abierta
entregada de túnel
sombrío de placer…
¡Si enseña los dientes!
¡Espera!
¡Están asomándose!
¡Qué miradas de soldados
cercados por el miedo!
Zurce despacio.
Ciega con ellos dentro
la costura.
Que fuera del corazón
no son nada.
¡Que me duela siempre
esta herida de amor
que no se cierra!
Rubén Lapuente.