martes, 31 de julio de 2012

Disculpa que ya no recuerde...

Disculpa que se me haya quedado postergado:

Tus brazos sujetando mi cintura;
la misma que nunca abarcaron.
 
Tus manos entrelazadas en mis ondas;
las mías orillando por tus costados.

Tus dedos peregrinando por mi piel;
la piel que jamás surcaron.

La cósmica vibración de mis labios
soñandose en el sismo de tus labios.

La lágrima deslizándose, seca y nocturna,
al haber pasado el día sin tenerme a tu lado.

Todas las cartas que no me escribiste
y que yo recibía... y leía a diario.

Todos esos momentos vivos;
exangües por no serte deseados.

Disculpa que ya no recuerde:

Todo eso que tú -nunca- hubieras recordado.