miércoles, 4 de julio de 2012

Noche pagana...


Llegará tarde. Se le va agotando el tiempo.
Se mira, deprisa, y se da los últimos retoques ante el espejo.
 
Eyeliner verde mar en los párpados. Un brillo natural, parecido al tisú, en los labios. En la frente un bindi... pequeño e irisado.
El antifaz, exigido, en la mano.
 
Ya casi ha llegado y aún lleva la cara al descubierto, intentando cerciorarse que su trasnochado amante ha llegado.
 
Piensa, ilusionada: En esta velada medio herética danzaré en las hojas de su tronco, en la cornea de su aforismo, en lo perpetuo de sus latidos...
 
 
Pasan las horas acompañada del hueco de su ausencia...
¿Para qué corrió tanto?
 
Seguirá como llegó... sola.
La piel se le volverá cristal, allá, donde el sol se esconde, en el jardín al que nadie llega, en los conjurados frunces de la noche.
 
En su desengaño... desabrazará la distancia y en su no saber qué decir el silbido del silencio le arrebatará letras, sinónimos envueltos en antónimos, ilusiones y... todas las palabras.
En un abracadabra el inminente adiós se las ase amotinadas y en semejante apresamiento serán enterradas en el cementerio de los charcos no nadados y de los besos no besados.
 
Buscando un haz de luz entre los reflejos perdidos va regresando.
Las pinturas de su rostro se borraron, pálidas, cuando lo  impronunciado se propagó en un suspiro, silencioso, ahogándolo su garganta.
Porque hay palabras, sentimientos y emociones que no se llegan ni escribir ni a pronunciar, ya que ni las leerán, ni escucharán.
 
Y en el camino de vuelta irá pensando que en su huída perdió los zapatos, pero que no los buscarán... que no tiene ni carroza ni calabaza, sólo sus pies descalzos para regresar y que el amor no es ni sencillo, ni humano... y que para muchos es algo relegado.
 
Sigue el cielo oscurecido. Vuelve a sus dominios de donde no debió marchar... Aún tiene horas para dormir y lo hace con prisa para olvidar.
A ésa noche pagana ya no regresará jamás.
¡Jamás!
 
En los hilos de su cielo se quedará como antaño: hechizada, sola, rendida y colgada... de una estrella o de cualquier astro, pero no de un mortal, ni de un inmortal  simulado.