miércoles, 21 de mayo de 2014

Palabra...


Hay veces
en que el sueño me apresa
y el alba me devuelve
convertida en niebla:
mitad transparente,
mitad grisácea.
Toda agua oceánica
en marejada.
  
Otras veces 
el amanecer me sorprende
como bruma, blanca, estancada:
fantasma quieto
que no le impresiona a nada.

Y las más, 
las veces más contadas,
son aquellas 
en que la noche se pasa,
se pasa el amanecer,
y también el alba se pasa,
derramando letras
desde mi ombligo 
hasta mi lengua callada.

Toda yo... palabra.
Palabra amordazada
desbordando al silencio
en la sombra de la madrugada.

Entonces se me antoja 
tu boca, 
satélite rojo, 
atrapándola.
Siendo tú
el único cuenco
capaz de contenerla, 
capaz
de darle morada...
aguardando, 
al ser cautiva,
se transforme
de muerta y prohibida
a vivida y pronunciada.