Se han encogido los días
y se han alargado las noches.
Esas noches en que secretamente
te sueño
y en que calladamente te nombro.
Asomó Septiembre,
tripulando al orden;
caliente y tímido...
pero valiente.
Me quedaré quieta
a que el Otoño
destape sus cromáticos colores
y que los momentos que tan deprisa
voy perdiendo
los cubra
con matiz de amaneceres.
He calculado
seis días de hastío,
alguno portador
de sorpresas,
tres o cuatro
de indiferencia
y los demás
de monotonía.
Disimularé
... las inevitables canas
... las inevitables canas
con los posos
que en el fondo de la tetera
perezosos duermen;
... mis prohibidas ganas de verte,
... mis prohibidas ganas de verte,
de saberte
y de abrazarte...
con una sonrisa inerte.
Y esperaré, pacientemente,
a que los primeros hielos
de invierno
vuelvan a escribir
un nuevo cuento
a que los primeros hielos
de invierno
vuelvan a escribir
un nuevo cuento
de primavera.
Arribó... otro Septiembre.