miércoles, 19 de octubre de 2011

Armonía de la palabra y el instinto...

Todo fue maravilla de armonías
en el gesto inicial que se nos daba
entre impulsos celestes y telúricos
desde el fondo de amor de nuestras almas.

Hasta el aire espigóse en levedades
cuando caí rendida en tu mirada;
y una palabra, aún virgen en mi vida,
me golpeó el corazón, y se hizo llama
en el río de emoción que recibía,
y en la flor de ilusión que te entregaba.

Un connubio de nuevas sensaciones
elevaron en luz mi madrugada.
Suaves olas me alzaron la conciencia
hasta la playa azul de tu mañana,
y la carne fue haciéndose silueta
a la vista de mi alma libertada.

Como un grito integral, suave y profundo
estalló de mis labios la palabra;
Nunca tuvo mi boca mas sonrisas,
ni hubo nunca más vuelo en mi garganta!

En mi suave palabra, enternecida,

me hice toda en tu vida y en tu alma;

y fui grito impensado atravesando
las paredes del tiempo que me ataba;
y fui brote espontáneo del instante;
y fui estrella en tus brazos derramada.

Me di toda, y fundiéndome por siempre
en la armonía sensual que tu me dabas;
y la rosa emotiva que se abría
en el tallo verbal de mi palabra,
uno a uno fue dándote sus pétalos,
mientras nuestros instintos se besaban. 


                                                                                    Julia de Burgos

sábado, 15 de octubre de 2011

Tu paso y mi camino...


Sobre el dorado de tu arena
Hundo mis pies descalzos

Mi peso forma una huella
Que irrumpe en tu descanso.
Giro mi cabeza y miro,
Mi paso forma un camino.

 Tu voz me llama lejana
Detengo mi lento avanzar,
Tu voz se vuelve salada
Y renuevo mi caminar.

 Giro mi cabeza y miro,
Tu paso borra un camino.

 Te has llevado mis pisadas
La prueba de mi presencia
Quieres borrar mis huellas
Y te observo con paciencia.

 Giro mi cabeza y miro,
Mi paso forma un camino.

 De una suave caricia
Te montas sobre mis pasos
Tu huella sobre las mías
Forman un círculo cerrado.

 Giro mi cabeza y miro,
Tu paso borra un camino.
                                                                                      Angelical
Gracias por enviármelo.
Un par de besos y un tremendo abrazo.


miércoles, 12 de octubre de 2011

Símil...


En casa se me han colado ratones
y no sé qué hacer con ellos
me paso horas mirándolos
y les pongo el queso sin cepo.

Dejo la ventana abierta
para que se escapen cuanto antes
pero... ni se le acercan
y por ella no salen.

Son blancos como la nieve en Noviembre
y resultan tan graciosos
que hasta la Luna, por las noches,
se asoma a verlos un poco.

Se apoderan de mis libros,
de mi mesa y de mis letras
y por mucho que quiera que no lo toquen
entre mis cuadernos enredan.

Es un -símil- al amor inesperado
sin avisar te ha atrapado.
Te araña el alma a traición
y te roe el corazón a ratos.

Tengo ratones en casa...
y no sé cómo deshacerme de ellos.
No sé si echarlos a otro espacio...
o quedármelos en el de mi trastero.

lunes, 10 de octubre de 2011

La Mansión de Sayiid...

Al Suroeste del país de Ozú, en la ciudad de los secretos íntimos, se irguió hace unos años una majestuosa y entrañable Mansión de brillantes ladrillos.

Su fundador es Sayiid y te saluda en cuanto llegas, ofreciéndote alojo con una rosa sin espinas y un café o un té y hasta con pastas si es primeros de mes.
A mí me besa y me llama princesa y a veces me da un abrazo, si me ve tristona, con lo que eso le cuesta.

Mágdala la cuida como una gran anfitriona y si no está en sus aposentos o entre sartenes, enseguida se asoma.

Safira te obsequia con música desde su cueva, y cuando no anda perdida por sus laberintos, te inunda de risas, y te roba la mejor de tus sonrisas.

0tto nos trae flores de diferentes colores y le esperamos impacientes para que riegue con sus carantoñas todos los rincones.
 
Hay un Cóndor sigiloso. Llega sin hacer ruidos y a los sonidos del silencio... los guarda como ninguno.
 
Al calor de la chimenea nos calentamos en invierno.
En verano no tenemos aire acondicionado pero con el ventilador del techo... nos apañamos.
 
Hay un olor, siempre, a romero y a lavanda que desprenden su frescura y en los días de lluvia... nos impregnan de dulce añoranza.

En una de sus esquinas hay un velador con un marco, tiene la imagen de ocho cachorros de pastor alemán que si te fijas mucho, mucho, en ellos... encima de ti saltarán y hasta las orejas te lamerán.
 
Si subes por las escaleras, al fondo, a la derecha... hay un rincón donde se guardan los sueños y la ilusión, para volver a por ellos cuando sientes alguna decepción.
 
Las cortinas son de satén y están cosidas con hilos de plateada ternura, te protegen de las inclemencias sin que tú se lo pidas.
 
Te puedes acomodar en sus chiquitos sofás de cretona estampada; guardan grandes secretos de amores que, a escondidas, el corazón dejó presos entre sus almohadones.
 
El ambiente es noble y el que cae por allí, si tiene el gusto selecto, contanto los minutos está... para regresar cuanto antes y estar a nuestro lado.
 
Y... la luna no se esconde, cuando el sol llega, esperando que le regale un manojo de estrellas.
 
Tiene la Mansión un jardín con una fuente con piedras de río de donde el agua emana con colores marinos.
Han crecido amapolas y margaritas de colores que deshojamos para ver si nos quieren nuestros amores.
Aletean mariposas y alguna mariquita... que se escapó de su mundo para venir a hacernos una visita.
 
Hay un cucú, con un ciervo que da vueltas y las horas retarda para decirme por lo bajinis: "Quédate otro ratito, que detuve el tiempo un momento para que no te vayas. Que tu amiga Despertares vendrá con las sonrisas en danza, para iluminarte el camino con ellas desde su ventana.
Y puede que hasta Dream se acerque a recordarte... que eres princesa y que nada puede dañarte."
 
Y, además,  si no me marcho antes de las doce... ni me quitan la corona, ni llego a casa en calabaza y si pierdo los zapatos de cristal son dos novios más que sumo al día siguiente cuando vuelvo a poner mis pies en aquella entrañable casa.
 
Allí me siento arropada, confiada y segura... porque hasta las brujas tienen alcurnia por ser de buena familia.
 
Johanna viene algunas veces a llamarme pocholona porque sabe que los mimos... los quiero a todas horas.
 
Si alguna vez no me encuentras, pregunta en La Mansión de Sayiid... que de mí siempre saben y te podrán decir...
 
Y si te notas solo y no sabes dónde acudir... acércate por allí, el afecto y el cariño asegurados los tendrás y acompañado por sus moradores te sentirás.
 
 
...................Chim- chim- púm!

viernes, 7 de octubre de 2011

Buenos días, tristeza...


Llueven pétalos de sal.

Se despierta con ése leve groar que se produce al llegar las gotas al suelo.
Se va desperezando y piensa: -"Comenzaré a escribir bajo la lluvia, con las trizas de los pétalos y sin rima".-
La tierra está seca y rezuma olor a pesadumbre.
Se asoma al minúsculo ventanuco del zaguán, próximo al periférico exterior; una de las piezas de su mundo pequeño. 
Observa como entre halófilas una calandria, algo descolorida, entona un trino taciturno e inquieto.
Como un rito... será la única cadencia que tendrán sus letras.
Mirando al cielo sus ojos se bañan en los plomizos colores que se reflectan... dándole los buenos días a la tristeza.
Hunde sus manos en el eje vertical del tiempo, estrangulando su premura y exprimiendo la remembranza de cada una de las letras del nombre de él, y... su voz se mitiga, volviéndose ayer.
El ayer de lo inexistente, de lo no real y sin olvido... por no haber sabido vivirlo.
Pensativa... deja la página a un lado, con pocos trazos, casi en blanco.
Volverá a escribir cuando amanezca.
Cuando sienta que no sabe dónde comienza la boca de él y dónde termina la de ella.
Cuando no aprecie de qué tono es la piel de sus manos por el entrelazo de los dedos bicoloreados.
Y... cuando la calandria deje de piar y levante su vuelo.
Si ello no llega a acontecer, se convertirá en coleccionista de nostalgias y recuerdos quiméricos, guardados en el utópico vasar de su paladar y en los vestigios del descamisado tiempo... donde morarán y llorarán sus anhelos.

Buenos días, tristeza.
Llueven pétalos de sal y hoy... el verbo, abstraído, no se conjugará.