lunes, 10 de octubre de 2011

La Mansión de Sayiid...

Al Suroeste del país de Ozú, en la ciudad de los secretos íntimos, se irguió hace unos años una majestuosa y entrañable Mansión de brillantes ladrillos.

Su fundador es Sayiid y te saluda en cuanto llegas, ofreciéndote alojo con una rosa sin espinas y un café o un té y hasta con pastas si es primeros de mes.
A mí me besa y me llama princesa y a veces me da un abrazo, si me ve tristona, con lo que eso le cuesta.

Mágdala la cuida como una gran anfitriona y si no está en sus aposentos o entre sartenes, enseguida se asoma.

Safira te obsequia con música desde su cueva, y cuando no anda perdida por sus laberintos, te inunda de risas, y te roba la mejor de tus sonrisas.

0tto nos trae flores de diferentes colores y le esperamos impacientes para que riegue con sus carantoñas todos los rincones.
 
Hay un Cóndor sigiloso. Llega sin hacer ruidos y a los sonidos del silencio... los guarda como ninguno.
 
Al calor de la chimenea nos calentamos en invierno.
En verano no tenemos aire acondicionado pero con el ventilador del techo... nos apañamos.
 
Hay un olor, siempre, a romero y a lavanda que desprenden su frescura y en los días de lluvia... nos impregnan de dulce añoranza.

En una de sus esquinas hay un velador con un marco, tiene la imagen de ocho cachorros de pastor alemán que si te fijas mucho, mucho, en ellos... encima de ti saltarán y hasta las orejas te lamerán.
 
Si subes por las escaleras, al fondo, a la derecha... hay un rincón donde se guardan los sueños y la ilusión, para volver a por ellos cuando sientes alguna decepción.
 
Las cortinas son de satén y están cosidas con hilos de plateada ternura, te protegen de las inclemencias sin que tú se lo pidas.
 
Te puedes acomodar en sus chiquitos sofás de cretona estampada; guardan grandes secretos de amores que, a escondidas, el corazón dejó presos entre sus almohadones.
 
El ambiente es noble y el que cae por allí, si tiene el gusto selecto, contanto los minutos está... para regresar cuanto antes y estar a nuestro lado.
 
Y... la luna no se esconde, cuando el sol llega, esperando que le regale un manojo de estrellas.
 
Tiene la Mansión un jardín con una fuente con piedras de río de donde el agua emana con colores marinos.
Han crecido amapolas y margaritas de colores que deshojamos para ver si nos quieren nuestros amores.
Aletean mariposas y alguna mariquita... que se escapó de su mundo para venir a hacernos una visita.
 
Hay un cucú, con un ciervo que da vueltas y las horas retarda para decirme por lo bajinis: "Quédate otro ratito, que detuve el tiempo un momento para que no te vayas. Que tu amiga Despertares vendrá con las sonrisas en danza, para iluminarte el camino con ellas desde su ventana.
Y puede que hasta Dream se acerque a recordarte... que eres princesa y que nada puede dañarte."
 
Y, además,  si no me marcho antes de las doce... ni me quitan la corona, ni llego a casa en calabaza y si pierdo los zapatos de cristal son dos novios más que sumo al día siguiente cuando vuelvo a poner mis pies en aquella entrañable casa.
 
Allí me siento arropada, confiada y segura... porque hasta las brujas tienen alcurnia por ser de buena familia.
 
Johanna viene algunas veces a llamarme pocholona porque sabe que los mimos... los quiero a todas horas.
 
Si alguna vez no me encuentras, pregunta en La Mansión de Sayiid... que de mí siempre saben y te podrán decir...
 
Y si te notas solo y no sabes dónde acudir... acércate por allí, el afecto y el cariño asegurados los tendrás y acompañado por sus moradores te sentirás.
 
 
...................Chim- chim- púm!