viernes, 27 de abril de 2012

Desvario...

Sentada en la arena, con miles de azuladas pupilas mirándome; con el mar abarcando mi frente, la luna mimándome la espalda y el mundo, con sus giros, brillando a mis pies... escucho el tímido aleteo de las olas que no pregonan oleaje para no interrumpir el sosiego de las conchas, ni la melodía del secreto silencio de la noche, ni el sortilegio de los astros.

El murmullo de las manos que avanzan hacia mí es tan leve que no las percibo hasta que han cubierto mis ojos y siento como si una suave pluma se posase bajo mi nuca, acariciándome el cuello, besándome la piel.
 
Al mismo tiempo un cuchicheo sobresalta a mi oído, diciéndome:
"Sin abrir los ojos... piensa y pide un deseo que hoy sortean sueños".

Con los sonrientes párpados cerrados miro al iluminado cielo que está pintado de un tono azabachoso. 
A continuación me vuelvo hacía él para responderle bisbiseando:
 
"Sin pedirlo, me lo han concedido".