Limando las garras a la indolencia...
he comenzado a vagar en esta noche tan de primavera invernal.
Las raíces están blancas; la luna acuosa...
una gata bohemia... maulla, quejumbrosa, a los granos de lluvia que siembran escarcha.
Húmeda la tierra...
seca la boca,
secas las huellas,
secas las entrañas.
Las luciérnagas se han apagado y a las libélulas se les han tullido sus aspas alargadas.
Desciende el frío repicando afasia en la melancolía,
hurtando sombras,
rayendo la piel del silencio...
declinando la voluntad de hoja árida a pizarra.
Se han orillado mis pisadas por otras lindes más entreveradas...
desaguando locuciones evocadas.
La memoria es mitigado pasado.
Dejé de codiciarte, amor, en el trazo de la madrugada.