domingo, 15 de abril de 2012

Tiempo atinente...





Se van desplomando los días
de la cornisa del aturdido lunario
Intento volverlos a su sitio,
uno por uno,
y quedan todos desorganizados.









Ya no sabré si el veinte fui feliz
o si el domingo seré desdichada.
Sólo sé que corre el mes de Abril,
deprisa, como un río entre trigales,
y que me pierdo sus madrugadas.
 
Me atrinchero en las hojas blancas
con el rastro de las horas en los dedos
como derviches confinadas,
dando vueltas,
entre los rizos de mis recelos.
 
Tiempo...
 
Eres un caleidoscopio que giras
derrochando luz y belleza
en las cometas de mis sosiegos
propagando empirismo
y destruyendo promesas.