domingo, 13 de abril de 2014

Savia...



Cuando se rompe el olvido
vuelan las letras lejos de mis lugares.
Pero a día de hoy caminan
con frases inconclusas
y tildes asonantes.

No soy sabia, no soy Sibila...
aunque sí poseo savia
-en la tinta de mi alma,
en el sentir de mis dedos-
que a la quietud es indócil
e impertinente al silencio.

Cuando le haga sombra a tu voz distante,
cuando vuelva a palpar tu mirada salina.
Cuando aboquen en tu boca
las hieles de mis infundadas premuras...

... Despertará!

Lo hará si comienzo a mirar despacio...
y si me detengo.
Si me detengo a mirar despacio
anegará gota a gota el expoliado tiempo.

Será ella, amasando lágrimas,
la que humedezca los resquicios vacíos
y vuelva a inundar los párrafos áridos
con rebeldes y enrevesadas palabras.

Horadará la esfera del hastío
con el halo polvoriento y tardío
y aún con el armazón calado...
la soberbia, tirana y maldita,
extenderá su manto roído
y facturará, para ti, tantos versos
como quisieran escuchar mis oídos.