Mis letras, se apagan,
perezosas…
como un cielo en llamas.
Se ponen solo en negro,
pierden la sonrisa…
La sonrisa de cientos de miles de lunas,
que escuchan aguas, que bajan arrebatadas,
como instrumentos afilados,
que cortan los recuerdos.
Mis letras languidecen,
perdidas en el mar, en mareas, en estrellas,
se pieden en rojo, en muchos labios,
en sentir lo exacto.
Se enredan inquietas, olvidan.
Mis letras, se escapan,
entre tierras, que se descubren,
fecundas, vivas, eternas.
Entre corolarios, viejos, escondidos, enfermos, espesos, sin alma.
Mis letras,no tocan tierra,
no impulsan sueños,
pierden alas pesadas,
pierden rastros gruesos.
Mi leras, se dejan morir,
si no tocan tierra,
profunda, con llagas,
rios ciegos, en cuevas verdes.
Mis letras no dan más de si,
en mis sueños de octubre,
esperan versos con versos.
Si no, perezosas cambiaran de mes.
Volveran a ser tinta.
Una vez más.
Que pena de distancia.
Ramón Arbe.
perezosas…
como un cielo en llamas.
Se ponen solo en negro,
pierden la sonrisa…
La sonrisa de cientos de miles de lunas,
que escuchan aguas, que bajan arrebatadas,
como instrumentos afilados,
que cortan los recuerdos.
Mis letras languidecen,
perdidas en el mar, en mareas, en estrellas,
se pieden en rojo, en muchos labios,
en sentir lo exacto.
Se enredan inquietas, olvidan.
Mis letras, se escapan,
entre tierras, que se descubren,
fecundas, vivas, eternas.
Entre corolarios, viejos, escondidos, enfermos, espesos, sin alma.
Mis letras,no tocan tierra,
no impulsan sueños,
pierden alas pesadas,
pierden rastros gruesos.
Mi leras, se dejan morir,
si no tocan tierra,
profunda, con llagas,
rios ciegos, en cuevas verdes.
Mis letras no dan más de si,
en mis sueños de octubre,
esperan versos con versos.
Si no, perezosas cambiaran de mes.
Volveran a ser tinta.
Una vez más.
Que pena de distancia.
Ramón Arbe.