viernes, 11 de julio de 2014

Amaríate...






















"Amaríate", exclamaste.

Pensando en un diminutivo,
en un un dialecto... no sé,
contesté: "qué",
exclamando, como tú, 
más que preguntando.

Reíste,
y yo, sin saber de qué, 
también.

Esclareciste que era un deseo
viable, latente y sincero
que nació sin dominio
y que no tenía freno...
Que lamentabas no ser poeta
para contaminármelo en verso. 

Concluí que "Amaríate"
no es hoy, 
ni presente,
ni indicativo,
ni luna que se llene,
ni agua que fluya en río.

Querer... quería
y heñí tu cariño con algo de magia blanca.
Codicié que estallase en mi interior
y pudiera, como un regalo,
en tu cara reflejarla.

¡Cuán poco mando en mí!
No lo conseguí.
Te amaría si supiera,
pero no es así.

A amar... no aprendí,
tampoco a mentir.