lunes, 14 de julio de 2014

Color tristeza...

Sólo quedamos dos almas.

Pájaros y humanos desaparecieron
de aquella calle peatonal
tras iluminarla el rayo
y unas cuantas gotas el asfalto barnizar.

Volvimos a vernos después de,
en aquél aguacero demorado,
nuestra primera vez devorar
compartiendo paraguas y humedad.

Ya no fue lo mismo.
Baldosas mates y difusas,
piel almidonada,
nubes púrpuras...
amorataban boca y faz.

Unos ojos castaños glacial,
los otros azul hielo.
Locuacidad lacerada.
En las plantas: estiaje céreo.

Con cierta pesadumbre,
convinimos esperar a que,
entre noche y tierra,
lloviese otra vez...
mas se duda que gotee
lo que nos reconvirtió
... al revés.

No pensábamos indiferencia,
pero se asemejó
con un color crepúsculo
de tristeza, tal vez.

Endeudódese
lilas y lirios con el paisaje.
Y él... conmigo.
Y yo... con él.