Retratista de imágenes ocultas...
de raíces escondidas bajo flores agostadas;
de rebuscados tonos azules
en los grises colores del plomizo cielo de la lontananza.
Al fotografiar esbozas sentimientos en presente
con la quietud de tus manos y el alborozo de tu mente
conjugando los pretéritos perfectos
para dejarlos tatuados en pergamino de cristal,
como si fueran pájaros etéreos,
en pos de las hojas de los álbumes del tiempo.
Captas esa esquina asimétrica que fue desconchada por el llanto del viento
y las filigranas de cera de la vela que ardió por la llama callada del recuerdo.
El bramido bronco del silencio en el resplandor de la sombra de la ausencia.
La roja rosa que tiñe ésos ojos, color miel, de nostalgia
congelando su sonrisa durante las punzantes y desiertas noches blancas.
El diluvio de olas que gozosas se mecen en la mar brava
bordando con hilos de espuma la tempestad en la calma.
Porque tú, arquitecto de sueños en lunas de nácar,
si las nubes se rasgan recoges su agua
dando posada, en la calidez de tu inherente cámara,
a sus suspiros, a su lamento... a sus lágrimas.